opinión- Esa es la respuesta más esperada. Aunque quisiese que ganase el PP en España, Hillary Clinton en EEUU y que Chávez dejase la presidencia de Venezuela, las tres cosas se muestran por lo menos complicadas.
Centrándonos en el primer caso, que es el que nos interesa, la situación de Mariano Rajoy camino a la Moncloa sigue siendo el del segundón, aunque eso no quita que aproveche el vacío que crea el contrincante como si de una carrera de fórmulas se tratara, de manera de que pudiese adelantar la posición de Zapatero en las urnas. Las razones que sustentan mi esperanza se debe principalmente a que aproximadamente un 10% de los votantes que señalan en la última encuesta realizada por el CIS aún están indecisos sobre a quién votar. Por otro lado, el gran número de partidos de izquierdas y centro izquierdas que luchan por obtener votantes es una competencia aún mayor para el PSOE que para el PP que tiene una cota fija de partidarios.
Además, no por nada el propio Zapatero insta a mantener la tensión incluso en los últimos días para las elecciones ya que teme que parte de su electorado tenga pereza de votar el domingo.
De todas estas cosas tenemos la situación económica del país que es el principal tema que preocupa a los españoles además del terrorismo. El segundo ya está bastante gastado de cara a la opinión pública, pero el de la economía resulta revelador. Incluso Zapatero se ha visto obligado a corregir rumbo y admitir, junto al ministro de Economía Pedro Solbes, que el crecimiento económico no será como esperaban en un principio. Esto puede ser interpretado de dos formas por el electorado: como una señal de flaqueza al tener que admitir que parte de lo que dice el PP (aunque no con el carácter catastrofistas que le adjudica) es verdad, o puede considerar que la corrección de Zapatero es una muestra de que es un buen líder que sabe reconocer a tiempo sus errores. ¿Qué resultará de ello? No tengo forma de saberlo todavía. Sin embargo, si observamos la intención de voto medida por el CIS desde enero del 2001 hasta octubre del 2007, podemos observar que mientras que el PP ha mantenido una popularidad constante de un poco más del 20% de la población desde el ataque terrorista, el PSOE ha perdido paulatinamente ese 44,4% que alcanzó tras el mismo acontecimiento. Además, hay que recordar que la tragedia del 11M supuso un duro golpe para la sociedad española que actúa movida por el sentimiento y donde apróximadamente 1 millón de personas que generalmente no votan, salieron a ejercer su derecho democrático. La pregunta que cabría hacerse con estos datos es si ese grupo de personas se volverá a movilizar a favor de Zapatero como lo hizo entonces.
Sin embargo, la diferencia sigue existiendo. Como señaló el periódico inglés The Times el día de hoy, Zapatero ganaría las elecciones por un pequeño margen con Rajoy. Según una encuesta realizada por la compañía Sigma Dos, el actual Presidente de Gobierno ganaría por 3.8 % de diferencia. Datos que me resultan factibles, sobre todo ante la pérdida de una gran oportunidad que tuvo Rajoy de volver a vencer al candidato del PSOE en el segundo debate. Su actuación dejó atrás la rotundidad del primer encuentro y se dejó encausar por los puntos débiles del PP: guerra de Irak y 11M. Dos temas que no tenía porqué tratar, y sin embargo, terminó por enredarse. Esta situación la aprovechó Zapatero aunque no dio el golpe de gracia. Sin embargo, consiguió evitar que su mayor contrincante volviera a sacar a la luz los grandes errores de la legislatura. No se mostró fuerte, pero debilitó la imagen de Rajoy y eso le ha costado puntos. Es por ello que no me extraña que ganase Zapatero aunque todavía tengo la esperanza de que no sea así.
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