martes, 26 de febrero de 2008

Primer round entre Zapatero y Rajoy

opinión- El debate reafirmó posiciones y sin embargo, el principal beneficiado fue el PP. Esa es la principal conclusión a la que se puede llegar después de este primer encuentro entre los dos candidatos a la presidencia.

Al ser el primer debate que se lleva a cabo después de 15 años, en realidad prácticamente nadie sabía lo que resultaría de este encuentro y cuáles serían sus efectos. Incluso para muchas personas, ver el debate era más bien una cuestión de curiosidad que de verdadero interés por lo que decían. Se trataba más bien de una competencia sobre quién de los dos mantendría la calma y quién daría mejor ante las cámaras.

Ahora, si continuamos con la idea de que el debate era una competición, entonces tenemos que considerar que hay un ganador o como mucho un empate. Y en este caso es más que obvio quién fue el primero: Mariano Rajoy. Es normal que la persona que esté ejerciendo el poder tenga más que perder que aquél que está en la oposición. Simplemente porque todo lo que haga será criticado ya que tiene mayor efecto sobre el día a día. En cambio, el partido en oposición apenas tiene capacidad para que sus acciones tengan tal relevancia, por lo que sólo se le considera como una fuerza secundaria. No es de extrañar entonces que el líder del PP fuese más enérgico en sus críticas con el objetivo de desprestigiar la acción del otro en esta legislatura. Sólo necesitaba que su contrincante se mostrara inseguro o poco dado a hablar sobre un tema para que el efecto de fortaleza de Rajoy fuese mucho mayor. Esto último se observó en dos temas específicamente: el terrorismo y la inmigración. En cuanto al primero, Rajoy demostró con más de un ejemplo que Zapatero actuaba según le convenía en cada momento. Puede que se considere una estrategia de supervivencia en la política, pero resulta poco creíble una persona que lo aplica en un período tan corto como son 4 años. Además, la incapacidad del actual presidente de hacer frente a tales acusaciones dieron mayor peso a la intervención de Rajoy. En cuanto a la inmigración, considero que Zapatero tuvo más que ganar de habérselo preparado mejor. Es verdad que el registro de tantos inmigrantes a causado malestar en diferentes países de la Unión Europea, como señaló Rajoy, pero creo que pudo darle mayor valor y peso a su acción si hubiese humanizado esas legalizaciones o señalase algún beneficio que se haya conseguido con ello. Debo admitir que, aunque reconozco abiertamente que rechazo a Zapatero por su relación con el presidente venezolano, existen ciertas ideas que me resultan interesantes en su planteamiento y la inmigración era una de ellas. Y sin embargo, los pocos puntos que había ganado el candidato del PSOE los ha perdido por la poca convicción de la que hizo gala, huyendo de la pregunta del opositor como si temiera hablar del tema. Incluso la insistencia de Zapatero por hablar sobre el pasado resultó desalentador: en estos momentos como votante no me interesa la legislatura anterior al resultarme ajena ya que soy emigrante retornado. Lo que me interesa es el ahora y el mañana, aspectos de los que poco habló el presidente que tanto defiende la idea de que todo va bien en el país.

En cuanto a las formas, ambos ponentes se comportaron adecuadamente aunque en realidad la rigidez del modelo que se eligió para realizar el debate no daba posibilidad para un verdadera discusión. Puede que Zapatero se haya mostrado demasiado frío y serio, como si lo que le dijese Rajoy le molestase, otorgándole al contrario una mayor credibilidad. Aunque es cierto, y me costó admitirlo, Zapatero estuvo más hábil en la utilización de los gráficos y el control de su mirada ante las cámaras. En cuanto a Rajoy, algunos fallos como mover los ojos a un lado puede que haya distraído a más de uno que lo veía en casa. Por otra parte, hacía uso de un cierto tono irónico que me resultaba gracioso junto a una buena dicción (aunque algunas personas señalan lo contrario). En cambio, la forma de hablar de Zapatero siempre se me ha hecho molesto. Es como si estuviese hablando con tontos con las exageradas pausas que hace entre palabras. Y sus cejas, que parecían especialmente depiladas para la ocasión, se veían más angulosas de lo normal lo que distraía muchísimo.

Por último, sólo señalar que me sigue impresionando la marcada ideología de la prensa en el país. Me resulta curioso y triste a la vez ver que en un periódico se señale ganador a un candidato sólo porque es al que apoyan. Ejemplo de ello es Público defendiendo a Zapatero o La Razón con Pizarro. Y sin embargo, el titular de El País, que se supone es un periódico de izquierdas, resultó ser el más creíble y revelador de todos. “Zapatero gana por la mínima” me resulta una información acertada que aunque no está de acuerdo con mi conclusión sobre el debate, creo que es posible. Y no sólo eso, que El País diga algo parecido puede ser interpretado a favor del PP, es decir, que haya ganado posiciones frente al PSOE tras el evento.

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